FORO ZIPAJOINT


JOINTZIPA

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Este blog es un acopio de relatos delirantes, fruto de un estado de beodez y alucinación.

miércoles, octubre 14, 2009

CRÓNICAS DE UN MALPORTADO II - "Ingrata la Amistad, Ingrato el cuerpo"


Aquella tarde de sábado, en Mayo del 97, me concedí el placer de ir con mi tropa de solterones a ejecutar aquella práctica abominable de lanzar un artefacto pesado a un barrial con pólvora, elevada a la categoría de deporte nacional, léase, jugar tejo. (El tejo, ese curioso deporte en el cual se reune una pléyade de atarbanes a degustar copiosas cantidades de cerveza mientras el deportista de turno lanza el pesado adminículo con la infundada esperanza de hacer detonar pequeñas cantidades de pólvora mientras prepara la blasfemia de rigor para insultar la nefasta suerte de no lograrlo, echándole la culpa a cualquier factor externo distinto al comportamiento errático derivado de la beberecua. Luego, es necesario cambiar de lado con lo cual es menester recoger el envase de cerveza y proveerse un nutrido sorbo para llenarse de brios útiles para el próximo lanzamiento. La singular partida se desarrolla en medio de las confusiones de envases, risas, burlas sobre los torpes y eternos madrazos. Curiosamente, el estado de alicoramiento suele ser directamente proporcional a la buena puntería, con lo cual el afortunado lanzador alimenta su ego deportivo y por momentos roza el cielo como lo hiciese maradona en méjico 86. Finalizado el cotejo, la jauría de patanes hace esfuerzos titánicos por acabar el petaco de cerveza y procede a ingerir gordos pedazos de salchichón para neutralizar el exceso de alcohol con ese adefesio gastronómico, pletórico en grasas e inolvidables aromas).

Pues bien, aquella tarde sabatina me encontraba en la fase de engullir como poseso una cantidad significativa de salchichones y génovas, ya que mi sufrido organismo acusaba los excesos del alcohol y pensaba conjurar los efectos con dichos manjares. En esos eventos me encontraba cuando tres de los vagos que me acompañaban avisaron de su inminente partida, ya que ellos y sus concubinas de turno estaban invitados a una elegante recepción, ofrecida con ocasión del onomástico de una esbelta damisela de la sociedad zipaquireña, que estaba ad portas de traducir en su tarjeta de identidad los evidentes crecimientos corporales, reflejados en un inusitado aumento del tamaño de sus caderas y una lasciva pectopulencia que era difícil de ignorar. Sus padres no eran ajenos a este crecimiento y decidieron empeñar sus cesantías laborales para ofrecer la fiesta, invitando a lo más granado de la sociedad.

Ante la envidia que despertaron mis cofrades por tener el privilegio de rematar la bebeta en la reunión donde, intuíamos, se prepararían exquisitas viandas, se ofrecerían excelsos licores y se interpretarían piezas musicales ideales para danzar con coetáneas de la homenajeada, tanto o más bellas y cachondas que la anfitriona, decidí convencer a uno de los compadres no invitados para que asistiéramos en plan de colados, ingresando a la jarana, eso sí, vistiéndonos para la ocasión y espantando momentáneamente los efectos de las cervezas. Mi amigote no pudo menos que aprobar la sugerencia y cada quién fue a su casa para ataviarse de manera acorde al evento.

Así las cosas, llegamos al evento, con algunas copas de más pero impecablemente vestidos a pesar de llevar con nosotros un espantoso tufo que haría morir de asco al más carroñero de los gallinazos. Sin embargo la presencia de los dos colados no fue bien vista por los anfitriones, ya que a leguas se notaba que no estábamos en nuestros cinco sentidos y la cumpleañera no recordaba haber extendido la invitación a esos dos “donnadies”. A pesar de eso, permitieron nuestro ingreso, ya que veníamos con los otros 3 invitados y sus respectivas parejas y no sería decoroso avalar el ingreso de unos y cerrarle la puerta en la cara a los otros, más en este tipo de eventos, donde el adecuado comportamiento social debe ser coherente con las ínfulas y las esferas sociales a donde se pretenda ingresar.

Con lo que yo no contaba, era con el efecto de las génovas y salchichones, que se estaba empezando a gestar en mis vísceras, las cuales ya sentaban su voz de protesta con un sinnúmero de poderosos retorcijones, capaces de inquietar a un dromedario.


Así, una vez adentro de la fiesta, el otro colado y yo fuimos a hacernos a los pasabocas y a reclamarle al mesero nuestras dosis correspondientes de aguardiente. Luego de obtener generosas cantidades de güisqui y pasabocas, nos hicimos en un rincón estratégico de la pista de baile, en el cual podíamos ver las atractivas extremidades inferiores de las invitadas enfundadas en diminutas prendas, podíamos detectar bellos especimenes abandonados a su suerte por egoístas novios para sacarlas a bailar y podíamos avizorar a lo lejos a los meseros que en seguidas ocasiones llenaban sus bandejas para el regocijo de los comensales. En más de una ocasión, la homenajeada o sus familiares nos lanzaban una mirada de desprecio al notar que gran parte del licor ofrecido y de las comidas pasaban a nuestros límites y los meseros extrañamente desaparecían y sus vituallas eran reducidas a boronas cuando pasaban por nuestro lado.

Pero fue este el nefasto momento en que mi digestión se expresó en forma alarmante. Mi estómago se hinchó de tal manera que una mujer en estado de embarazo en comparación conmigo se vería como una modelo anoréxica. Los retorcijones se hacían más evidentes y los cólicos que embargaban mis tripas se hacían más y más dolorosos. Sudando frío vi la necesidad de darle una salida al espasmo estomacal, pero sabía que si me dirigía a la puerta, iba a prolongar mi agonía digestiva y además perdería mi privilegiada posición panóptica. En consecuencia, me di cuenta que solo expulsando en forma rápida un gas de mi ser, aliviaría esos dolores que empezaban a agobiarme.

Tomada la decisión, decidí aprovechar el volumen de la estridente musiqueta que sonaba, aprovechar la cantidad de gente que salía a bailar “me gusta esa faldita que tu siempre te pones, ay oye mamacita, no uses pantalones”, el ruido de los pasos y la insoportable taconeadera rola, el “sisseo” de sirvienta de las muchachas entradas en tragos, el sonido de las copas, todo confluìa en una sinfonía oportuna para dejar escapar un flato para que, en caso de ser ruidoso, pasaría inadvertido.

Sin embargo, las casualidades de la vida no fueron del todo benévolas, ya que fue posible calcular el volumen de mi expulsión, pero no fue posible calcular la hedentina provocada por la solución a mi inconveniente corporal. Una vez expulsado el sonoro pedo apaciguado en su volumen por los anunciados factores externos, corrió en el ambiente la insoportable fetidez de un cuerpo putrefacto. La podredumbre hecha cuerpo gaseoso, la hediondez vino al mundo en una pista de baile en forma de espíritu maligno y quiso el diablo que yo fuera el elegido para darle a luz.

Ante los necrosos olores, la montonera danzante se disolvió al instante quedando aislados mi compañero colado y yo, en medio de la mirada acusadora de los invitados adivinando, por nuestras caras de vergüenza y la procedencia del sulfuroso gas, que la porquería era de nuestra autoría. Mal esperé solidaridad de los conocidos que nos llevaron a la fiesta, pues de ellos recibimos los peores insultos y miradas asesinas, puesto que los habíamos puesto en vergüenza.

No valieron las explicaciones. “Pero señora, es que el güisqui no es buen complemento para el salchichón”, “Señor, discúlpeme, no ha sido un buen día digestivamente hablando”....”Perdóneme niña, se me escapó, fue sin intención”....Nada. Fuimos expulsados de la forma más indolente de la fiesta. Colmamos la paciencia de los anfitriones y mal harían en aceptarnos a riesgo de provocar una nueva maldición olfativa. Sería impopular para los organizadores insistir en contar con nuestra augusta presencia. Por tal razón, el padre de la cumpleañera nos dijo respetuosamente: “par de hijos de p.....se largan de mi casa si no quieren que los saque a bala!!!!”....Ante tan tentadora invitación decidimos partir, y mi compañero de andadas aprovecho un descuido para llevar consigo una botella de Brandy que en medio de la reacción por los olores algún mesero dejó olvidado en una mesa.

Salimos con la frente en alto y con mirada altiva. Salimos expulsados de una fiesta de 15 a la que no fuimos invitados, por un inoportuno malsonante y maloliente pedo. Así terminó esa tarde de Mayo de 1997. En la esquina de la casa en que se hizo la fiesta bebimos la botella de Brandy recibida como botín de guerra, esperando la salida de nuestros amigos. Una vez salieron y se percataron de nuestra cercana presencia, huyeron despavoridos en el primer taxi que se les apareció, pues ingratos fueron al no tener en cuenta que guardamos cunchos del trago malsano para ellos. Cuan ingrata es la amistad!!!! Como ingrato es el cuerpo, mi cuerpo, al que le alivié la sed con cervezas y trago, le alivié el hambre con salchichón y génovas y le alivié el retorcijón con ...ya saben qué.....









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martes, septiembre 22, 2009

CRÓNICAS DE UN MALPORTADO (I) "Don Quijote de la mancha (de vómito)"




Un funesto día se preparaba el reencuentro con mi Dulcinea del Toboso versión bogotana; el amor platónico que se apoderó de mis anhelos y que logró que toda la atención que tenía concentrada en el ocio, la mala vida y un incipiente trabajo que colmaba mi tiempo más no mis ganas, se fuera en desbandada empeñando mis neuronas en ese rostro que rozaba los límites de la perfección. La ocasión: fiesta de matrimonio del “macho alfa” de mi grupo, con lo cual, en consecuencia con las jerarquías y el régimen colombiano de castas, yo pasaba a recibir las banderas de Semental y galán codiciado, teniendo en cuenta mi edad y mi condición de único hombre soltero (mejor dicho, por descarte).

Conocida mi reputación de mal bebedor y siendo tristemente célebres mis “espectáculos” etílicos, decidí llegar tarde a ese encuentro, con la esperanza de encontrar a las niñas - entre ellas mi Dulcinea - con algo de ventaja en la ingesta de alcohol y procurando mantenerme en mis 5 sentidos, con tal de no hacer el oso.

Lamentablemente, no fue buena idea llegar tarde ya que fui desplazado en mi condición de macho alfa. Una vez llegué, desde la entrada avisté a mi dulcinea y sus comadres hablando a placer con tres “apuestos” españoles que fueron invitados a última hora para darle categoría al evento. Sumado a esto, la cercanía con la medianoche de mi llegada (casi 4 horas después de la cita) fue un obstáculo para mi entrada, con lo cual el reencuentro quedaría solo como uno más de los sueños no cumplidos. Preparando la huida con el rabo entre las piernas, mi dulcinea, con señas desde la ventana del lugar y con la amabilidad propia de quien responde a los ruegos de un indigente por un mendrugo de pan en la fila de un “crepsandwafles”, me sugirió acudir a la “benevolencia” de unos de los españoles para, que con su acento extranjero (arma infalible de impacto en esta repugnante sociedad arribista con asiento preferencial en las clases medias), intercediera con los matarifes, perdón, vigilantes de la fiesta y permitiera mi entrada a tan magna celebración. Y así fue.

Dado que las niñas estaban algo alegronas con los cocteles que pasaban a ser excesivos, dada la química evidente entre estas y los peninsulares y dada mi timidez que en estos eventos me embargaba, decidí empatarles en el nivel de etanol en la sangre, a fin de romper el hielo y llenarme de brios para desplazar a estos intrusos que creyeron que con sus pintas podían opacar mi “don de gentes”. (donde gente? Solo animales). Completando la conspiración cósmica, me encontré con dos comensales no esperados en otras mesas. Dos paisanos zipaquireños, célebres porque 15 años atrás me indujeron a la bebeta, famosos también por beber güisqui en la misma cantidad (y de la misma forma) en que lo haría un caballo sediento con agua en El Espinal. Dos personajes, dueños de cantinas, que se precian de pegarle ebrios a sus esposas y lograr perdones y hospitalarios cuidados de las lesionadas al otro día. Lo peor, amigos míos.

La euforia propia de los zipaquireños cuando, borrachos, encontramos amigos nuestros, se hizo evidente en el grito estridente y pletórico de saliva que estos dos chafarotes pegaron al verme incauto paseando por el recinto. Y no menos zipaquireña la actitud de no saludarme como es debido, con un apretón de manos, sino embutiéndome amablemente una generosa canecada de aguardiente en fondo blanco, ese líquido malsano ideado por psicópatas y destilado en alguna paila del infierno. Así, la labor emprendida con el fin de nivelarme en el estado de alicoramiento con las susodichas comadres de Dulcinea del Toboso, parecía lograr su cometido.

Brioso, “envalentonao” con mi sansónica actitud, los músculos henchidos, con la mente brillante en ocurrencias y la cara brillante en sudor de beodo en lupanar, me dispuse a acercarme a la mesa donde debía estar ejerciendo mi condición jerárquica. Demasiado tarde, ya que mi platónica y sus compinches estaban prendadas de los peninsulares y a ellos no les era indiferente la belleza crepuscular, celestial de mi venerada Dulcinea y la “belleza” exótica y aborigen de sus compañeras. Viendo que no había nada más por hacer, decidí quedarme en la mesa de las chicas para recoger las sobras de las sonrisas que prodigaban a sus galanes y pasear ocasionalmente por la mesa de mis dulces paisanos para acceder al licor que, de ser un elemento de “nivelaciòn social”, pasó a ser consuelo de una nueva frustración.

Cuando el paisaje comenzó a duplicarse en mis retinas, sentado en algún taburete abandonado del recinto con la misma quietud de un velero en altamar, se acerca a mi, oh dulce Dulcinea del Toboso, momento que llegué a asociar con una alucinación. “Habré bebido mucho?” – pensé, pero era real, mi amada dulcinea, “si gustares de acorrerme, tuyo soy; y si no, haz lo que te viniere en gusto, que con acabar mi vida habré satisfecho a tu crueldad y a mi deseo”. Me dice “Hola, Byron te he buscado por todos lados y verte ahí sentado me llenó de alegría pues pensé que te habías ido”. Podrán imaginar mi emoción, ya que este instante es aquél por el cual uno cree que esta hecha toda su vida y el taburete se convierte en una especie de “aleph”. Este incipiente butaco debió ser la inspiración -o la razón- de Borges, donde sentado y en ese instante, confluìa la eternidad.

Continuó la bella diciéndome: “.... pasa que uno de estos galanes quiere invitarme a un momento y lugar más íntimos en su casa”. Definitivamente tenían razón quienes dijeron que la vida era un instante, y sobre todo, que no somos nada. Sentí lo que siente el niño al que le derriban su castillo de naipes, o lo que siente el ropavejero cuando le roban su costal o lo que siente el gamín cuando se le evapora la “bicha”. Para completar este instante y haciendo esfuerzos sobrehumanos por ocultar mi turbación (una piedra ni la hp), remata mi Dulcinea diciendo: “Eres para mi como el hermano mayor que nunca tuve, y dado que este apuesto hombre no me disgusta, pero lo acabo de conocer, quiero que me acompañes a casa del español, por si alguna eventualidad”. La verdad no sé que pensaba con esto, ni a que eventualidad se refería. Requería algún testigo a su faena??? Era necesaria la presencia de un correveidile perdedor? O simplemente quería que la vieran salir conmigo para evitar suspicacias, para después botarme impunemente en cualquier orillo de la ferrovía?

No contenta con hacerme ver las intenciones del lechuguino madrileño, mi coqueta dulcinea subrayó su agrado ante tales flirteos y remató haciéndome la propuesta de servir de alcahueta en este espontáneo contubernio, a ser su edecán y llevarla como quién lleva el novillo al matadero, opté por comportarme como lo hace un zipaquireño en estos casos, es decir, agachar la cabeza, aceptar con resignación y de la forma más abyecta y pusilánime ceder a sus pretensiones, eso si, asegurándome provisiones de alcohol mientras la nueva pareja retozaba con fruición y cedía a sus apetitos venéreos.

Con poca alegría vio el petimetre acercarme del gancho de mi “hermanita” Dulcinea, adivinando la presencia de un tercero inesperado, sumado a que mi borrachera se hacía más notoria. Sin embargo, el badulaque no tenía otra opción que la de aceptar la compañía de “este amiguito a quien estimo como a un hermano” y nos encaramamos en el taxi, rumbo a su poco modesta morada temporal, un apartotel en el sitio más exclusivo de la ciudad.

Una vez montados en el taxi, empezó mi calvario. No solo se duplicaba mi paisaje sino que el taxi empezó a dar en mi cabeza más vueltas que las que en realidad hacía y mi digestión quiso hacer su “viceversa”; mis compañeros de viaje en medio de su besuqueo parecían hablar en idiomas extraños y el ruido del radioteléfono del taxi alcanzaba niveles demoníacos en mi cabeza. Pensé que al llegar a la casa del petuste se me iba a pasar la maluquera, pero malhaya sea mi suerte, estaba más ebrio que nunca. El gusano no podia ocultar su molestia de tener que cargar con el borrachín y, en aras de tenerme quieto o dormirme, me dio una generosa copa de vino, que sirvió como detonante. Sentado en unos muebles de lujo, mi cuerpo acusó los excesos de alcohol y la comida ingerida desde los dos anteriores días buscaba una salida de emergencia ante el exceso de toxinas que embargaba mi aparato digestivo. Mi estado de inutilidad era tal que no fui capaz de acudir siquiera al baño más cercano y no pude menos que asomar la cabeza del sofá en el que estaba refugiado como un niñito en una Flota Rionegro bajando a Yacopí y engalanar el reluciente piso del apartamento con copiosas y espesas bascas, donde pululaba el trago, el salami mal digerido de una pizza ferozmente engullida el día anterior y trozos aún enteros de plátano del almuerzo previo, que no soportó un segundo más su presencia en mi putrefacto estómago.

Ante esta emergencia, el figurín soltó a mi dulcinea y me cogió de hombros para llevarme al baño en estado de emergencia. El baño de la sala estaba ocupado, así que tuvo que llevarme al elegante spa que tenia por sanitario en su cuarto. Sin embargo, esta medida fue inútil ya que al entrar a su cuarto, sentí los síntomas de una nueva bocanada de vómito, en un momento en que mi hígado exorcista hacía esfuerzos titánicos de sacar el diablo que hizo posesión en mi cuerpo y alma en forma de Aguardiente Nectar. Nuevamente el piso reluciente, sumado a parte del cubrelecho de la cama donde sería en pocos minutos “coronada” mi platónica beldad, fue el destinatario indefenso de los más profundo, humilde y asqueroso de mí.

Ante esta presencia repugnante y hedionda, el ibérico no quiso arriesgarse a que aumentaran mis daños, y me llevó como pudo a rastras hasta el baño, que no recibió más que los escupitajos restantes de las vomitadas. Luego de botar lo que quedaba mi, me percaté su cara de inconformidad, así que vino una nueva reacción zipaquireña:

“Andate españolete de mierda. HPS (Hic) , creen que pueden venir a quitarnos todo. No les bastó con la masacre y el robo impune perpetrado en tiempos de la conquista??? No les bastó con comerse a nuestras indiecitas tatarabuelas fecundándolas y heredándonos solo sus apellidos y malas costumbres (Hic), léase la tauromaquia, el cristianismo y los horribles pasodobles?? No fue suficiente con la expropiación, con entregándoles nuestro periódico basura, nuestra televisión basura??? VIVA EL REY MUERA EL MAL GOBIERNO!!!! (hic)”.La estupefacción del denostado alcanzó límites desconocidos, pero pudo más su prudencia e hizo caso omiso a mis insultos, con lo cual la ofensa me rebotó ipso facto, activándome el “chip” que dice “loco, la estas cagando”. En consecuencia, emprendí una silenciosa huida: mientras mi sufrida dulcinea limpiaba mis “gracias” en la sala y el españolete hacia lo propio para dejar el Spa habilitado hasta nueva orden, tomé las de Villadiego, no sin antes dejar escapar un eructo poco sonoro pero sí rico en hedores, huyendo del edificio y por las oscuras calles hasta encontrarme en una avenida donde un taxista me recogió dudoso y me llevó hasta mis aposentos, luego de tres paradas necesarias para que el amoblado del taxi no se viera también estropeado por mis bendiciones.

Dulcinea, al notar mi ausencia, salió presurosa a buscarme sin éxito, con la conciencia mancillada por haberme llevado al suplicio vomitivo y su precioso rostro bermejo de la vergüenza nacional. Al no encontrarme me llamó al teléfono, que en medio de mi beodez fui incapaz de contestar. Pudo ver el galancito que el daño estaba hecho y que el “hermanito” de su reciente conquista le había “dañado el cuarto” por partida doble: 1) No pudo acceder a la odalisca colombiana que rompió en un llanto de ira, vergüenza y lástima. 2) Le arruiné su habitación.

Así fue mi reencuentro con Dulcinea del Toboso o - para apegarme a la realidad- mi Dulcinea del Toberín, quién me veía como un hermano y terminó viéndome como la más vergonzosa de sus verrugas. La única satisfacción es que pude aplicar aquella ruin frase que dice “si no es pa mi, no es pa nadie!!!!”.

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domingo, marzo 09, 2008

Con ustedes de nuevo

Bueno ahora si retomaremos con fuerza este blog, despues de la oleada de piramides, casa de inversion, multinivel, escandalos (que lo unico que hicieron fue dejar a mas de uno sin su dinero que duramente trabajo) de este tema tan controversial en unos dias tendremos su debido post, que mas les cuento pues nada a todos los humildes de este su blog nos tunmaron, por eso no habiamos escrito, estabamos acongojados, pero bueno lo que se debe hacer ahora es trabajar como un burro para la apaita, por el jornal, por las dracmas, por el denaria en fin hasta para jartar... entonces esperen proximas de este su blog.....chao

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viernes, octubre 19, 2007

BOGOTÁ BOGOTÀ, SI HAY PUESTOS


"Bogotá si hay puestos, nada de Taller 5 ni taller 6...caballero me colabora se corre hacia atràs"

Aún hay penumbra, son las 5 y media de la mañana y hace un frío de los mil demonios - como diría la abuela: “Se Ahorcó el diablo, hijuepuerca”- y acompañando mi halitosis de changua con ajos y cigarrillo sale ese vaho especie de humo, que le indica que en lugar de estar al borde la hipotermia debería estar soñando plácidamente. Pero ya viene la flota, pletórica de hedores, henchida de chusma, y diez gatos apostados en el paradero improvisado esperando el momento de abordar, prestos a pisar nuestras uñas encarnadas con tal de hacerse a un puesto vacío (utopía) ojalá al lado de una bella secretaria o un universitario apuesto según sea el caso. Nos cogió la noche.

Tengo un abanico de posibilidades sucesivas, viene el transalianza, la atracucho, la ràpido el crimen, la de pacho con su olor a “sobaquera”, etc.

Gente burda y gente decente, conductores suicidas y genocidas acompañados por ese curioso personaje, tan colombiano como el tamal y el vallenato….un joven morboso y mal afeitado con camisa abierta exponiendo a los castos ojos de las universitarias primìparas sus lòbregas tetillas, lanzando toda clase de denuestos a los transeúntes, “piropos” malsanos a las niñas y anunciando a viva voz el arribo de la flota a cada uno de los paraderos con alaridos ensordecedores en gritos andròginos: El ayudante. Cada nave o “carro”, como insisten en llamarle, no lleva una bella azafata pero trata de ofrecer un servicio similar, y aquí lo tienen: El ayudante.



"cierrese"

Tal vez por llevar ya un buen tiempo metido en la flota, no siente ese frìo que nos cambió el genio, y lleva su camisa abierta de par en par, exhibiendo su “clase”.

Un conductor ególatra, que se siente mas “macho” porque cierra con su gran bus a las conductoras inexpertas y madrea a sus colegas…frena y acelera como si llevara ganado en la carrocería y engalana su cabina con imágenes de santos y calcamonìas de pèsimo gusto y bolas de lana.

La música ni hablar….se sintonizan emisoras de la mas baja estofa, con binomios tales como ranche-nato y valle- ton….Cuantas veces, paisanos, no sienten que su vida es una miseria cuando a regañadientes viajan acompañados de ese compás mal hecho llamado reggaeton y “chistes” y comentarios de muy poca gracia? Lo peor es que hay pasajeros que con silenciosos ademanes celebran los chistes de esas emisoras malhabidas (mega, oxigeno, radiactiva, candela, radio uno) permitiendo con sus sonrisas perpetuar indefinidamente este formato chabacano.

Ni hablar del compañero, el pasajero, la “amistà”…aquel que pega sus partes pudendas a los indefensos traseros de incautas púberes, aquel que entierra su codo en tu mejilla mientras estorba el paso porque va “charlando” con su pretendida y no piensa dejar pasar esta sin igual oportunidad. Aquél que te pisa y te manosea…..aquel individuo que eres tu si otro habla del tema.

Cincuenta eternos minutos, en el mejor de los casos, te toma salir de tu pueblo y entrar a la “gran capital” a la “cosmopolita de la sabana”, a la “apenas” suramericana…después de soportar toda laya de hedores (teniendo en cuenta que es un sin igual escenario para alcanzar esa extraña mixtura de agradables aromas que puede darse con la pecueca, sobaquera y “grajo” ajenos y propios) , después de soportar vejàmenes, después de ser chalequeado, tocado por vecinos y provocado por odaliscas coquetas, después de que la canciòn “de moda” de las emisoras de planchar ha logrado asiento infinito en tu memoria, después de alternar velocidades suicidas con paradas frecuentes, hemos llegado a la capital…empieza un largo dia….



"última parada antes de entrar al portal"

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martes, agosto 14, 2007

LOS MAR-CIANOS DE MI PUEBLO

Bueno señores lectores, desde hoy contamos con los servicios de un nuevo escudero en esta labor, que viene a poner algunas líneas demás en este blog. Se trata de DondeCarrillo, obviamente dejando de lado su nombre real como nos pasa a todos los que en esta noble empresa estamos, ya que no queremos aparecer por San Jorge, botados en un vallado, con la cedula en la jeta y con chulos volando encima.


Sin mas por decir acá esta una mirada a los ochentas que nos lleva a recordar de donde provienen nuestras desgracias y por que en este pueblo perdido en una sabana, somos como somos.


Voy a la casa de mi suegro y como vive lejos tengo que usar el transmilenio zipaquireño “la buseta circular” que pasa por la novena. Cuando va pasando la buseta entre las calles 5ta y 6ta, se ven como se pavonean y saltan los “señorítos” que engalanan las peluquerías zipaquireñas. Me refiero a los homosexuales, locas, maricas y/o "homosedsuales" como dirian algunos en el pueblo.


Estaban dos en la puerta con mano en la cintura sin clientela al parecer y se “sabroseaban” al ver pasar un incauto de la industrial. En ese momento un señor que va detrás mió que iba acompañado de su mujer suelta la frase que en ves de rabia demostraba tristeza.

- Mija, se nos lleno de maricas el pueblito!!



Escuchando esas palabras, empecé a recordar como se dio la emancipación de los gays en Zipaquirá, la cual coincidió con los 80’s, principios de los 90’s época aquella turbulenta para nuestro pobre pueblo, donde los vaseados empezaron a aparecer con plata, los que ya tenían, se llenaban de mas, y los que no la tenían, se partían el lomo trabajando para empresas tan inviables para la época como Peldar o Álcalis de Colombia para terminar esa platica en las manos de meretrices o en los primeros “empresarios de la rumba” que se agolpaban en la novena con 4ta esperando a cuanto pueblerino quisiera gastarse la plata chupando guaro y después jeta.


En esa época, empezó el florecimiento de las peluquerías en la región debido a varios “empresarios” del corte y el rulo que encontraron en Zipaquirá un escampadero. Fue así como apareció un tal Pedro, el cual para no dejar dudas que la peluquería le pertenecía le coloco su nombre no sin antes “engalanar” el nombre con lo que nunca faltara en un nombre de una peluquería en Colombia UN APOSTROFE.


Fue así como la peluquería Pedro’s vio la luz en esta época y empezó a verse visitada por las señoronas del pueblo ávidas de huirle al paso de los años por medio del ultimo grito de la moda para ese tiempo y sus impúberes hijas las secundaban buscando como atrapar a los muchachones de la Salle, por medio de un peinado Alf que las hiciera deseables.


De esta manera, detrás del progreso de unos llegaron los otros y los otros, desde el famoso Anthony compañero de lides del anterior nombrado y muchos mas, empezando a buscar otras labores como la floristería la manera de ganarse un peso.


Como era obvio, algún “empresario de la rumba” de la novena, vio en estos personajes un nuevo nicho de mercado y pensó que era hora que tuvieran su lugar de recreo y esparcimiento. Fue así como la otrora famosa discoteca Seis Estrellas empezó a verse frecuentada por señorones que entonaban canciones ochenteras de ídolos como Miguel Bose o Locomia, tanto que si ud pasaba borracho por esa calle no sabia si era Zipa o Madrid, claro que al ver un carro de pinchos de mala reputación con su respectivo vendedor forrado en laminas de ruana ya volvía a la realidad.


Todo eso fue caldo de cultivo para que aquellos guardados en el closet por décadas pensaran que era hora salir de el, así les mandaran al cabo Reyes por inmorales o los llevaran a retiro donde el padre Umaña. Los que tenían fama de maricas dejaron de ocultarla con novias postizas o señoras las cuales al no encontrar activo el órgano de su marido, regodeaban a cualquiera para que fuera su mozo y les diera 5 minuticos de placer.


Claro que el surgimiento de la “ola Gay” en zipa encontró en los colegios como La Salle su hervidero, como olvidar a Cano, el aquel jovenzuelo con aspecto andrógeno “delicia” aquella que por ejemplo el enigmático profesor Gerardo el bien llamado calvo, prodigaba de caricias metiendo su mano entre la camisa, bueno lo hacia con todos los de primero a decir verdad. Cano visito las aulas de ese “centro de sabiduría”, al cual llegaba varias veces no con libros pero sin con su kit de belleza lo cual lo enmarcaría en su futura profesión que ahora desempeña como Devora.


Y fue tal el reconocimiento que ganaron algunos, que varios años después llegaron a ser hasta alcaldes de pueblos cercanos, y de mas profesiones que me hacen recordar las palabras del ahora periodista Gustavo Álvarez Gardeazabal cuando iba de candidato a la gobernación del valle, que al ser preguntado sobre si su condición de gay le impediría ser gobernador respondió con ironía

- Luego es que voy a gobernar con el culo?


Todo esto se me vino a la memoria en 15 minutos que duro el paseo en la lata de sardinas llamada buseta circular y me llevo a la conclusión que no estoy de acuerdo con el señor de la buseta, en el pueblo siempre han habido gays, siempre los hubo; callados, sumisos, encontrando en la capital donde salir del closet, pero a partir de los ochentas vieron como darse un espacio propio en la Zipaquirá bizarra y ahora en esta época simplemente se ven, se sabe quienes son los viejos, los jóvenes y los que aun lo tienen callado pero todo el mundo sabe que lo son.


Eso pasaba ante nuestra mirada los que fuimos jovenzuelos en los 80’s y 90’s. Todos esos chismes de pueblo, maricas en chancletas, políticos corruptos, pueblerinos venidos a mas con plata mal habida, eso lo vivimos nosotros, jovenzuelos impávidos que compraban sus Verlon para el colegio en la peatonal del centro, que llenaban el álbum de chocolatinas Jet, que no se perdían una minitk de la Nice o su típico enfrentamiento con la Reina de Corazones en el Funzipa. Nosotros que en los ochentas íbamos ya fuera al quijote o cualquier librería a comprar esquelas, credenciales o cualquier baratija para llevarle a una chiquilina si se tenia suerte de la Presentación sino del femenino, enamorábamos a las incautas los sábados ya fuera en el Glotón con ensalada de frutas o en Peperoni, comíamos helados en Conos Mafalda, ahí por la décima o queso de hoja de la plaza, montamos en buses grandes de los verdes de flota la esmeralda que daban la vuelta por el pueblo. Que íbamos los domingos a almorzar ya fuera a las rejas con sus replicas de casas donde tenían las mesas, al restaurante las tablitas o en Arizona donde el profe Osorio deleitaba a los comensales con alguna nota del recién conocido de la época Richard Clayderman.



Eso es lo que ahora vengo a relatarles en este blog, esa zipa de los ochentas y de los noventas la que para algunos de Uds. es desconocida y para otros simplemente una remembranza, todo eso ocurría por allá en esa época perdida en el recuerdo.


Como ha pasado el tiempo!!

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jueves, julio 12, 2007

LAS PANDERETAS DE MI PUEBLITO

Según la RAE la definición para Tuno es: pícaro, tunante- componente de una tuna (Grupo de estudiantes que conforman un grupo musical) – vida alegre y vagabunda. Las tunas mantienen vivas las costumbres heredadas de los estudiantes españoles del sigo XIII La tuna en sus orígenes aglutinaba a aquellos estudiantes que por su condición económica no podían costearse su estancia en la universidad, y trovaban por las fondas y mesones para conseguir algo de dinero y un plato de sopa con los que mantenerse. Por esta razón se les conocía como sopistas, y se decía que vivían de la "sopa boba".


Bien, ésta es otra desgraciada herencia española, que al igual que los chorizos, y la mismísima morcilla adoptamos y tomamos como propia, y por supuesto, mi querida Zipaquirá no podía quedar al margen de esta “horda cultural”. Dichos filipichines, aparte de tener para la “sopita”, ya habían terminado en su gran mayoría hasta la universidad, y con cada celebración, habida y por haber aparecían y se transformaban cual super héroe barato (y me atrevo a decir que algunos aprovechaban para maquillarse mas de lo normal…) simulando ser los hombres mas felices sobre la faz de la tierra (se podría decir que tienen el complejo de los payasos, lloran por dentro, pero por fuera…el show debe continuar), los mas cucharacheros, picarones y vivaces, muchachones que sufrían del asedio femenino por donde su fina capa se paseara.



¿Como olvidar a nuestras queridas tunas que hacían las delicias de las quinceañeras? ¿Cómo olvidar acaso, a estos viejos corrompidos, que tenían cantos atroces cuando no les daban trago? Y en especial, ¿como olvidar al desgraciado de la pandereta? En lo personal, si algún día decido tener un hijo, y llego a descubrirlo solo en su cuarto pateando una pandereta, con el dolor de mi alma (como diría mi madrecita) lo saco escarbando, y que no vuelva nunca mas. Se podría decir que ODIO LAS PANDERETAS.

Por lo general éstos duendecillos eran dirigidos por un “mandamás”que en la mayoría de los casos era el mas vejete de todos, y que necesitaba de disciplina y trabajito en cada fin de semana, para poder pagar sus deudas. Nada me hacia hervir la sangre mas que los chistes “improvisados” que se hartaban diciendo en cada oportunidad que tenían, y ni siquiera eran malos, eran como decirlo, irritantes y maldigo al que inventó esas rutinas, maldigo a sus hijos y los hijos de sus hijos.

Estos muchachones, no desperdiciaban oportunidad para comer hasta la saciedad, fuera de eso llevar en un plato cubierto con papel aluminio, y como si fuera poco beberse hasta el agua del florero, todo esto a costa del pobre padre la damisela, que aparte de pagar por el espectáculo brindado, llenaba los buches de éstas aves de rapiña, y nada, hacer cara de idiota feliz.

Lo recuerdo, recuerdo como si fuera ayer, como en medio de una reunión típica, en una casa típica, y con gente típica, llegaban (en medio de escándalo y las palmas que ellos mismos producen) unos mequetrefes muy atípicos, con medias veladas, y pintorescos atuendos que dejaban poco a la imaginación, y durante toda la hermosa velada no desperdiciaban oportunidad para alardear de su recorrida vida social, y presumir de sus botones, cintillas, y galardones que los asemejaba mas a una yegua de feria traqueta que a personalidades del campo musical, nocturno cosmopolita y mucho menos estudiantil de nuestra querida sociedad zipaquireña.




Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia




Así queridos conciliábulos, he dejado salir este fantasma de odio que tenia atorado hace tiempo en el cogote, muchas gracias por perder el tiempo junto a mi y que Dios los perdone.

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jueves, julio 05, 2007

WELCOME CARREFOUR A ZIPAQUIRÁ

La venida gloriosa del Mesias - anunciada por los vejetes sacerdotes que con sus desafinados y terroristas sermones que proclamaban que el mismisimo jesùs estaba de vuelta cobrando una por una las laceraciones de las que fue vìctima, y que nos iba a coger con “los calzones abajo” por impìos,- fue siempre una esperanza de salvación, una amenaza y una guía de conducta en la primera infancia de nuestra generación. Sin embargo, como toda esperanza se esfuma, terminamos creyendo mas en promesas y placeres mas aterrizados, mas terrenales y profanos pero por lo menos realizables, como ir detràs de las enaguas de damiselas de nuestro terruño o aledaños, formando hogares y dándonos golpes de pecho por tamaño error.

Estos anuncios de los curas casi apocalìpticos, fueron el preludio y la inspiración de ciertos publicistas que empezaron, ya màs concretos, a anunciar una “aparición” sin parangón ni antecedentes en Zipaquirá. En la era de la imagen, que mejor que prometer con vallas y pasacalles de poca monta pero mucho efecto.

Y la consecuencia era de esperar: copiosas cantidades de cerebros dèbiles, o sin estrenar, de esos que hacen del nuestro un pueblo ilustre, quedaron perplejos ante la penetración trapera que pudo lograr el anuncio.

Acà no tenemos que dejar de pecar, la venida gloriosa no solo es a la Tierra sino al mismo Zipa, la vida se nos arreglò sin amenazas por pecadores…al contrario, podemos hacer gala de los impulsos de la gula, la Codicia, etc. Ademàs el templo y el “mesias” estan ubicados en la misma parte, no rezàndole a un carpintero vilmente crucificado hace dos mil años por allà en tierras donde se enchufa el sol que vaya uno a saber si venga por estos andurriales y si al menos sabe de este pueblo.

Y al igual que lo que han hecho con el pobre Cristo, igual que el reciente asesinato de los 11 diputados, igual que el falso embajador de la india que fue a neiva, se armò el circo y la trifulca alrededor de…….todo tipo de homenajes a los dueños y gerentes de CARREFOUR, que nos dieron el enorme HONOR de “abrirnos las puertas” a la civilización, al Siglo XXI, de acercarnos al “cosmopolita” armotodo que tenemos por capital. Loas a los franceses que hicieron de un lote en la desprestigiada vìa a Ubatè un paraíso terrenal al alcance de todos, que estabamos mamaos de sentirnos inferiores comprando los chitos en el Rindemas, la carne donde Don Rafael, escarbando la boñiga de las vacas sueltas a ver si en algun rincòn se encuentra una hoja de ortiga para el agua bendita que me alivia el quemòn, haciendo esas tediosos regateos los martes en la Plaza de mercado untàndonos de chusma y de sabaneros malolientes por un “tapao” de arracachas….NO SEÑORES…ESTO SE ACABÒ….LLEGÒ CARREFOUR….Cruz de Boyacà, Orden de la Sal, Premio Nobel a la Felicidad Zipaquireña, tumben la estatua de Santiago Pèrez, que Carrefour partiò en dos la historia.

Las largas filas valen la pena, como una peregrinación por la venida del carismático Papa JuanPablo II que muy simpàtico se puso a berrear sobre Armero como si viviendo en Palacios de Oropel le importara un poquito la suerte de “esta indiamenta”, Filas por un boleto a la felicidad, trancones por doquier, un Nueva York salinero, nuestro burgomaestre rompiendo cintillas porque es mas importante abrir un supermercado que un puto hospital….Discursos “veintijulieros”, y montañeros nosotros preparando el escenarios, perplejos, atònitos, la yuca que veiamos en el suelo de la plaza de la esmeralda sobre una tapa de Pintuco ahora se recibe en una bonita bolsa, lo cual seguramente paga el sobrecosto, ya que estamos comprando un talego y cachè…una pinche plaza de mercado con techo…..Pero nos sofistica. Y las damas de noble alcurnia zipaquireña pusieron el grito en el cielo, porque no era posible que su ansiada Bogotà se extendiera en forma de almacén hasta quedar al alcance de estos campesinos entre quienes me siento superior por “comprar en Bogotá”.

La Fundación Carrefour, loable como la que mas, en coordinación con la Asociación Española Contra el Cancer, formulò una campaña de prevención del cancer de piel, (http://www.todocancer.com/NR/rdonlyres/B73B25A9-AF32-414C-9600-
D9828C50BF05/0/carrefour_rectificado.pdf )dando ejemplos de cómo tomar el sol adecuadamente y previniendo el bronceo nocivo…..COMO SI ESTOS DESGRACIADOS NO FUERAN NEGREROS….con la plausible campaña de Carrefour, se acabò el desempleo en Zipaquirá…ya no la van a contratar de empacador del yeyi ni de cotero en SAnfrancisco, ni de tendero donde Don Ismael, porque estas charcuterìas van a morir quebradas…..Bendito seas Carrefour por ofrecerme el privilegio de jornadas laborales de mas de diez horas (pa que no digan que no hay oferta de empleo) . Y el que proteste es un insensato,,,,,como vais a escupir la mano que os da de comer?...

Y para los incautos clientes, hay un plan que los lleva gratis en taxi, presentable como la chiva turistica, pero en lugar de conducir a embriagados turistas en melgar a los nefastos rumbeaderos sodomitas del Boquerón, parecìa que condujeran a criminales a la ejecución, pero el condenado es consciente de su destino, por eso es mejor compararlos con los pobrecillos perros rabiosos que, engañados por un trozo de carne, se les lleva el centro de zoonosis a su fatal sacrificio pero siguen con la lengua afuera y cara de felicidad ignorante del robo del cual van a ser vìctimas, del capitalismo salvaje que están legitimando, solo por sentirse parte de la Megacity (Zipaquirá- megacity..jajajaja)

Plan dominguero, la incipiente cultura zipaquireña quedò ahora si anulada, la caverna se crea, empezamos con CArrefour, después vendrán los cinemas que antes se fueron con Cantinflas y regresan probablemente con una nutrida oferta, ya no de “El Padrino” sino de “Los Padrinos Màgicos en cine” (màgicos o neuròticos, idiotas acabacerebros infantiles …?) allanando el camino para que nos absorba la ciudad, pasar de ser un apacible caserìo a un nuevo Bosa…en fin…

Como citò Saramago, a propòsito de la conciencia que podria tener un centro comercial : VENDERIAMOS TODO CUANTO USTED NECESITARA SI NO PREFIRIESEMOS QUE USTED NECESITASE LO QUE TENEMOS PARA VENDERLE





"nos taparemos las caras de la pena"

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